¿A dónde vamos este verano?

Los viajes con Go to Travel, en calle Santa María de la Cabeza, en Majadahonda

Perú Machu Picchu

Se acerca el verano y aunque todos tenemos más o menos claro qué vamos a hacer durante nuestros días de descanso, nunca está demás soñar, mantener la ilusión de que todo aquello que esperamos va a darse y de un momento a otro vamos a poder plantarnos ante un mostrador de un aeropuerto y decir eso de: Quiero un billete para el próximo vuelo a…

¿Y qué decimos a continuación? ¿Con qué rellenamos esos puntos suspensivos?

Como hablamos de sueños y de ilusiones vamos a suponer que no tenemos límite de precio, que somos deportistas de élite, o estrellas del rock, o nos acaba de tocar la lotería primitiva y vamos a suponer también que tenemos un avión esperando en la pista para cualquier punto que imaginemos, hasta el más recóndito. Bien, pues ahora nos toca decidir. ¿A donde vamos?

¿Ciudad, playa, aventura, naturaleza? Podemos buscar cultura y en ese caso, lo más probable es que miremos en el mapa de Europa. París, Londres, Moscú. O un país entero, tal vez Italia. A la hora de decidirnos, el clima, la gastronomía, incluso la cerveza pueden ponernos en el camino de Atenas, de San Sebastián o de Praga.

Si queremos descubrir un nuevo mundo, viajar a algún lugar completamente diferente, tal vez tengamos que inclinarnos por el sudeste asiático. Perderse es fácil en una país como Camboya o Indonesia. Vamos a vivir una experiencia fantástica en la que todos nuestros sentidos van a saturarse de colores diferentes, de sabores inimaginables, de olores extraños, en una atmósfera cálida y húmeda, insoportable y adictiva al mismo tiempo. Calles repletas de gente. Bullicio. Millones de motocicletas pululando sin orden aparente por una red de avenidas jalonadas de rascacielos y callejuelas sombrías, llenas de puestos de comida impregnan el aire con el olor de especias que no identificamos. Bangkok, Yakarta, Kuala Lumpur. Salir de las grandes ciudades y avanzar entre los campos de arroz, de ese verde inconfundible, entre los miles de brazos de ríos como el Ganges o el Mekong. Detenerse en los templos silenciosos decorados con tal profusión que nos aturden. Budas de oro, monjes con hábitos del color del Azafrán, campanas que llaman a la oración, colinas cubiertas de vegetación, playas interminables, selvas llenas de vida, agua…

¿Y si miramos hacia la izquierda del mapa? ¿Hacia América? Perú. Donde descubriremos una gastronomía maravillosa, donde encontraremos restos arqueologicos a cada paso. Cuzco, una ciudad encantadora, donde disfrutar de un mate de coca en su plaza de Armas, antes de dirigirnos a Machu Picchu, uno de esos lugares que te cambia la forma de ver el mundo. Surcar las aguas del Titicaca, de donde emergen todas las leyendas de la creación del mundo precolombino. ¿Y Argentina? de norte a Sur. La Pampa, la Patagonia, ese santuario de la naturaleza llamado Península Valdez. Y el asado, y el tango, y la interminable Buenos Aires… Y más al norte el mundo verde del Amazonas, los misteriosos tepuyes de la cuenca del Orinoco. ¿Porqué no Mexico, o Guatemala? ¿Qué tal un velero para surcar el Caribe, de paraíso en paraíso.

¿Donde más nos puede llevar la ilusión? A las cataratas del Niágara, a California, a los bosques interminables de Alaska, a la sabana africana para descubrir porqué todos los viajeros incorporan a su memoria el recuerdo imborrable de un atardecer con la silueta del Kilimanjaro en el horizonte. También sentimos el impulso de atravesar el Sahara, de tomar un café en Marrakesh, de descubrir las fuentes del Nilo o el encanto de Mombasa. ¿Y la India? Ese destino que serás incapaz de descifrar. Complejo, sutil y violento, místico y sobrecogedor, capaz de arrancarte lágrimas de alegría y de tristeza.

Y tantos otros posibles destinos. Y sólo una vida. No hay tiempo que perder. ¿A donde quieres ir este verano?