El día más frío en el Mercadillo de Majadahonda

A las seis de la mañana, en una nave Colmenarejo, Micaela, Jacin y sus dos hijos acaban de cargar la mercancía en la furgoneta. No hay un termómetro cerca, pero no hace falta. Aún no ha amanecido, el aire es helado y en la calle aún hay restos de la nevada del domingo. Justo al arrancar, unos copos pequeños y duros, parecen recordar a la familia Jimenez que les espera un día duro de trabajo.

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Verduras de Majadahonda

El mercadillo de Majadahonda tiene lugar todos los martes y sábados. «Llueva o nieve», nos dice Lorenzo, casi oculto en su grueso gorro de lana mientras cuelga pantalones de mujer en las perchas. Acaba de amanecer y algunos llevan ya tres o cuatro horas de curro. Detrás de las furgonetas comienza el tráfico de termos de café y el baile de petacas con «carburante». En días como el de hoy, el carajillo es casi medicinal y Miguel, después de 22 años de venta en la calle, es todo un experto elaborando reconstituyentes.

Los puestos abren a su hora, pero el día no va a acompañar. José, en su puesto de carteras y cinturones, se lamenta. «No es sólo el frío. Hoy hace malo, pero hay otros días que llueve, o que hace mucho viento, que para mí es peor. Lo malo es que no hay» Y me hace el gesto del dinero. «Se han acabado las navidades y la gente se lo ha gastado todo

Poca afluencia

Los días de frío viene poca gente

La afluencia de público no es muy grande. Los Jimenez, que tienen su puesto de bolsos un poco escondido, aún no han vendido nada, y ya son las 10:30. «Con esto de la crisis, me dice Micaela, no creas que la gente nos compra más a nosotros. Si no hay pasta no hay pasta, ni para bolsos de lujo en una tienda, ni para los nuestros».

Las horas pasan. Cada poco, unos cuantos copos revolotean entre los puestos. Los visitantes, pocos, se suben el cuello del abrigo y aprietan el paso.

«En días como hoy -Recuerda José- La gente viene a por una cosa en concreto, no se dedica a buscar». Una pareja de municipales pasa por delante del puesto de carteras y cinturones. Intercambian saludos. «LLevo aquí muchos años y nunca me han pedido ni un papel, aunque los tengo todos en regla». Le da un trago a su cuarto café de la mañana y me sonríe con franqueza. «Bueno, eso creo, porque son tantos requisitos que uno nunca está seguro, aunque por lo que pago de impuestos y licencias… Solo me falta que me pongan una multa»

Rebajas

Rebajas

Verduras de Majadahonda, pilas, adaptadores y regletas, chandals de baratillo, guantes de piel, cuadros pop art con imágenes de taxis de new york… En el mercadillo puede encontrarse de todo a buen precio; y en meses como este, hasta rebajas de lo que parece imposible de rebajar.

A mediodía los vendedores están cansados, pensando ya en recoger, pero en invierno es el momento en el que viene más gente. Nosotros nos vamos y les dejamos trabajar en sus puestos del Mercadillo de Majadahonda el día más frío del año.

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